Llegada puntual a Lhasa, a las 9,55 tal y como estaba programado. La estación es nueva, llegan unos 10 trenes diarios de larga distancia llenas de chinos que hacen turismo en el Tibet. Es realmente práctica.
Poco he podido ver desde el tren pese a que me he levantado al amanecer, las cosas importantes como la estación de Tanggula o el recorrido por la zona de permafrost han sido en plena noche sin posibilidad de verlas, así que tras un desayuno tratando de captar algo interesante me he vuelto a mi litera hasta la llegada a Lhasa.
Al salir de la estación te piden documentación y si es extranjero te hacen ir con un policía a otro edificio, algo que ya había leído que ocurría. Allí lo introducen en un ordenador y en un minuto estas fuera.
Allí me esperaba mi guía que me ha acompañado al hotel y al que no veré hasta pasado mañana cuando comience el tour por el Tibet.
Puente sobre el río Lhas que atraviesa la ciudad, una de las primeras imagenes de Lhasa cuando llegas desde la estación.
Y antes de entrar a la ciudad vieja... El emblemático Palacio de Potala, que no veré hasta el miércoles, porque no se puede acceder sin guía (si eres extranjero). Esta foto está tomada desde él coche.
Tras tomar posesión de mi habitación me he ido a dar una vuelta por los alrededores. El hotel está junto a la ciudad vieja, así que tener el primer contacto con la ciudad ha sido fácil. En esta área son fundamentalmente tibetanos, normalmente peregrinos. Van vestidos con su ropa tradicional y muchos de ellos rezando, algunos haciendo ofrendas arrastrándose por el suelo.
Por aquí entro a la zona antigua nada más salir de mi hotel. Por cierto, todas las motos, tanto aquí como en el resto de China que he visto en este viaje, son eléctricas!!.. Ni hacen ruido ni poluciónan.
Lo primero que me ha llamado la atención, aunque el guía ya me había advertido y recomendado que no los fotografiase, es el bestial numero de puestos de policía y ejército, cada 50 o 100 metros y es que para China, el Tibet sigue siendo una zona conflictiva, imagino que por los separatistas o simplemente para que los tibetanos sepan quién manda.
Me he perdido por las calles del viejo Lhasa, es un laberinto lleno de tiendas, fundamentalmente de alimentación y artesanía tibetana. Muy difícil encontrar donde tomar un café, pero si lo buscas lo encuentras. Hay que mirar también los primeros pisos...
Lo más sorprendente ha sido ver cómo la gente compra hierbas aromáticas que luego echan al fuego en unos sitios al parecer sagrados. No sé si es porque hoy es domingo... Mañana lo averiguaré.
Estas calles en las que se desarrollaban estas ofrendas tenían control de seguridad con scaneres para entrar, tipo aeropuerto pero más laxo.
Con el paso por las calles de la ciudad vieja me he dado cuenta de que habían varias más de estas ofrendas. Hay gente que viene a pie desde más de 1.000 kilómetros, como si fuera el Camino de Santiago para los budistas.
En esta zona no se ven chinos que no sean tibetanos, solo tibetanos auténticos. La ciudad vieja es lo único que no han podido arrebatarles. Mucha policía y militares y también chinos pero con cámara de fotos, pero es feudo tibetano. Caras tibetanas, atuendos tibetanos, rezos tibetanos....
Piezas de carne de yak. Las carnicerías muestran extraordinarios chuletones y no me iré sin probarlos.
Otra de tantas. Como queman hierbas como romero y otras que no conozco a simple vista, huele muy bien.
Absolutamente perdido he echado mano del Google maps para volver al hotel.... Infalible!!
Hoy es un día de aclimatización a la altura, Lhasa está a 3.650 metros y eso se nota el día que llegas. He dado otra vuelta por la tarde y he conseguido orientarme un poco para así poder ver bien los círculos del peregrinaje mañana que creo que va a ser realmente emocionante.
¡Ya estamos en el Tíbet ! Bien !!!.... A ver si sales en alguna foto, a ser posible con algún monje que te de unos consejos de esos de La Paz espiritual y luego me lo cuentas. A pasarlo bien Enri,
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